Hoy no me voy a encargar de los que dicen que Riquelme es horrible, ni de los que dicen que es bueno pero sólo para jugar en equipos chicos (como si Boca fuera un equipo chico), ni siquiera de los que dicen, como el editor de la sección de deportes de un importante semanario con ínfulas de mayor periodicidad, que Riquelme es peor que Belluschi.
Sacando a todos esos, que son indefendibles e inimputables, una gran mayoría del pueblo deporfílico argentino, tenía una sola preocupación en mente a la hora de hacer funcionar sus neuronas y de poner el concepto Riquelme al lado del concepto Selección: que el equipo no fuera Riquelmedependiente.
Ahora Basile ensambló un equipo que aprovecha las principales virtudes del 10, es decir: control del balón, buena pegada, criterio, desequilibrio y hasta, como ya lo había demostrado este semestre en Boca, llegada al área; sin que pase el juego siempre por él. A diferencia de Cardozo y Ledesma (y Clemente e Ibarra), que jugaban como flechas que se desprendían para buscar pases en cortada o para liberar de marcas el área; Verón y Cambiasso (y Zanetti y Heinze) funcionan más como alternativas al armador: toman el juego, descargan, van a buscar, se combinan, pero no sólo con Riquelme sino también entre ellos y con Messi y Crespo. EN Boca Riquelme recibe, descarga, se ubica y vuelve a recibir. Hasta que se haga un hueco. Esa es la dinámica. En la Selección Riquelme recibe, descarga, se reubica, y ya la bocha la tienen Verón, Cambiasso o Messi. Quizás la pelota vuelva a pasar por sus pies, pero no siempre. Entonces es lógico que Riquelme no se luzca tanto.
Sin embargo, repasemos: mandó el centro en el primero de Crespo contra EE.UU, hizo una buena pared con Messi antes del segundo de Crespo en ese partido, el pase a Tévez en el cuarto, e hizo el segundo y el tercero ayer. Suficiente, en dos partidos, como para darle la derecha. Y, si no, diganme qué otro jugador del equipo hizo lo mismo o más. Escucho.
Si lo que se reclama es que Riquelme sea el mismo de Boca, entonces, acepten que hay que tener una selección riquelmedependiente. Si lo que se quiere es que sea el dueño absoluto de la mitad de cancha, saquen a Verón y a Cambiasso: digo más, pónganle celeste y blanco a los 11 que ganaron la Libertadores, que, viendo el nivel que se ve en la copa, no sé si no serían candidatos.
Si no, dejen que Riquelme juegue como está jugando, uno más en un mediocampo plagado de jugadores con buen pie. La primera de una serie de alternativas válidas.
martes, 3 de julio de 2007
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3 comentarios:
clap clap clap muy buen comentario, yo soy riquelmesista y obvio que me gustaria que la pelota pasara mas por sus pies, pero si sigue teniendo esa efectividad de pases y gol (a pesar de que ayer erro muchos pases) es un jugador totalmente necesario para el equipo.
PD: me encanta que agarre todas las pelotas en los tiro libres y lo mande a veron puteando por lo bajo
Yo le agregaría el dominio absoluto (y alevoso, gambeteando, saliendo de entre tres, metiendo caños, humillando al rival, muchas veces negros brasileros comefruta) de la pelota en ciertos momentos de control "dividido". Son situaciónes que generalmente no desembocan en un gol, pero que son fundamentales en la principal idea de Basile: El monopolio de la pelota.
Insisto, Cambiasso está perdido dentro de la cancha, sin ser un mal jugador, es claro como la argentina tiene espacios y control con él recostado bien sobre la banda, mientras carece de ideas cuando se mete al diome molestando a todos. Sobretodo si tiene un Heinze...
Cuantas veces ha llegado hasta el fondo Cambiasso?
Muchas veces, el desempeño de un jugador tiene que ver con el esquema, o con el desempeño de otros.
de acuerdisimo. riquelme es el mejor jugador de la seleccion y "no se luce" (dos goles, varias asistencias y pocos errores es no lucirse...) para que no lo anden persiguiendo.
viva roman.
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